sábado, 15 de septiembre de 2012

Primero había que escribirte esto, después verte



Hay que soltar el escudo, desbarrarse en mil tajadas de tomate.
Puedo ir a buscarte a cinco mil galaxias de distancia, no a cinco cuadras.
Una rosa blanca de tallo largo y grueso limpia de espinas (si es que las espinas ensucian),
un poster de Marilyn en colores saturados (¿a eso le llaman vintage?),
un ventilador que sirve de perchero, la nariz tapada.
Vas a desnudarme como una cebolla cuando te vea,
voy a ser montaña cuando te vea.
He perdido el control de las circunstancias,
he perdido la forma, he perdido los cordones de los zapatos.
Vas a darme algo de color blanco, algo de color fuego,
una manzana pelada
cuando te vea.
Un martillo de musgo,
esmalte de uñas invisibles,
vas a ser un río creando su cauce entre las piedras,
una cara sin pestañas ni cejas ni dientes, toda blanda,
una sábana azul, un plato de tallarines al pesto con crema vas a ser,
vas a ser un velador con un duende de yeso,
un libro sobre el piso al lado de mi cama,
una alergia de invierno,
tres puntos suspensivos,
un gajo de naranja,
un movimiento centrípeto,
un porque sí certero vas a ser.
No podemos aspirar otro oficio que no sea el de mirar atardeceres y desayunar
café de madrugada.
El reloj hierve en el fuego con el arroz integral, no hay apuro por salar el tiempo.
No he llorado lo suficiente en mi nacimiento,
prestame tu vientre para meterme adentro,
puedo nacer entre tus nalgas o por tu boca
inclusive puedo nacer por tu talón.
Lo importante es nacer dormida para que al contacto con el aire
no se me quede tatuada en la frente la estrella de ceniza.
Escupo nieve blanca, dormir me aburre
prefiero seguir  escupiendo nieve a las siete de la mañana.
Pan-queso.
Pan-queso.
Estamos jugando al pan y queso cada uno en una punta de la ciudad,
no tenemos idea en cuál vuelta de esquina nos pisaremos los dedos.
Hace frío en las pestañas, dolor de mate en la almohada,
un solitario es alguien que ve un gato en las manchas de la luna
y en el gato su retrato.
Ocupaciones del amor, ocupaciones del miedo
el si como el no me vienen alternadamente en justo equilibrio,
si y no hermanados en mi,
en vos,
sincronizados.
Qué importa cuál respuesta si al final se van a anudar nuestros brazos
y aunque nos tiren agua fría con mangueras
agua caliente a baldazos
no nos van a desatar.
Qué importa ser más lluvia que mar
más mar que lluvia
más cuchara que tenedor.
No importa.
Es más sabio y más estúpido
besarnos las uñas, las caras
rasgar el colchón
comer mermelada.
Sublingual. Metasexual. Cosmovisual. Cerolandia.
Canjeo tu escarcha por mi escarcha,
tu boca por la mía,
pelo por pelo,
mi cabeza por tu camisa.
El corazón no te lo canjeo (tenemos el mismo repartido).
Mis ojos de ratita tampoco, son más íntimos que mi ignorancia.
Mi tos sí te la cambio, a esa no la quiero
quizás a vos te sirva ponerla en un frasco, llevarla de amuleto
y acordarte de mi en las noches de invierno.
Primero había que decirte esto, después verte.

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